domingo, 3 de noviembre de 2013

Verdú Vicente.

Nació en Elche en 1942. Se doctoro en ciencias sociales por la Universidad de la Soborna y es miembro de la fundación Nieman de la Universidad de Harvard. Escribe regularmente en el país, diario en el que ha ocupado los puestos de jefe de opinión y jefe de cultura.
Su primer libro fue editado en  Anagrama en 1971 titulado “si usted no hace regalos le asesinaran” y en 1996 obtuvo el premio Anagrama de ensayo. Un año después obtuvo el premio Gonzales-Ruano de periodismo y un año mas tarde en 1998 el premio Nacional de Periodismo “Miguel Delibes”

Verdú ha sido reconocido por su labor como columnista en las que no ataca la realidad inmediata y periodística sino la actualidad larga e inmóvil, la costumbre como una resonancia magnética de usos y personas.



La época sin prestigio


Hoy en día a juicio de la generación adulta, la sociedad aparece vencida por la complacencia del consumo y la trivialidad de los medios de comunicación.
Se podrían citar cientos de cosas acerca de la sociedad actual marcada por una gama inmensa de tecnologías y de perfumerías, de karaokes, tiendas ropa, chats, teléfonos que hacen fotos, centros comerciales, etc.
Pero habría que pensar..¿y si la sociedad del consumo no significa otra cosa más que el nacimiento de una cultura que aún no conocemos?

Según Verdù, toda sociedad ha devastado la cultura precedente. Ahora la cultura del consumo se encuentra a punto de exterminar la cultura ilustrada, entonces podemos afirmar que se asoma un sujeto protagonista: el sujeto consumidor.
Al superindividualismo de los años 90 sigue ahora un personismo que supera el repetido deseo de los objetos y busca el trato con los demás como sujetos y objetos a la vez, como nuevos objetos de lujo.
Estamos señores, ante una nueva cultura correspondiente a la etapa del capitalismo de ficción. En donde la cultura se confunde con la escena , el espectáculo, el entretenimiento de todos los días.
La misión de la sociedad del consumo tiene como misión proveer de placeres sin tregua y como destino primordial la diversión hasta morir. La cultura del consumo no ha prosperado con la penitencia del trabajo sino con la fiesta sin fin.
Ahora, habría que aclarar que el hecho de que la cultura pierda profundidad no implica que también pierda conocimiento, capacidad de instrucción y de sentido critico . El autor del capitalismo es sobre todo comunicador.

Si bien, con esto nos referimos a que en pocas palabras, hoy, la cultura no es sagrada sino popular, lo podríamos incluso en el cine, un cine lleno de códigos que rara vez coincidirían con historias demandadas a libros de catedráticos importantes. Esos días, la parecer, se terminaron.
La celebración de películas llenas de efectos especiales por parte de la juventud no es conciencia directa de que los jóvenes no saben nada, es mas bien que los jóvenes saben algo que los adultos, que aun no alcanzan a percibir la nueva sociedad, no pueden ver y esto se traduce en algo como ver el cine con el canon de la imagen y el sonido, sin la expectativa de recibir estímulos morales o intelectuales, sino con la sola idea de pasar un buen rato.
Llevemos esto a un plano mas universal, literalmente hablando…el planeta Tierra, este que usted y yo habitamos en este momento ya no posee una imagen esférica, el planeta se ha aplanado a la vez que se ha hecho transitable para los turistas, para las embestidas del libre comercio…hoy las cosas ocupan 10 veces menos que sus eventuales semejantes de hace treinta años y cada vez son mas livianas, se ven menos y su precio tiende a cero.
Aterricemos en un aspecto importante en la vida de ser humano: la educación. Hoy en dia, no se aprende mediante largos discursos sino por instantáneas que el cerebro se encargara de asociar. Ser sabio equivale a contar con un amplio punto de vista a partir del cual se elige el bien sobre un plano…fotografiándolo.

Ahora el fin no es almacenar objetos o conocimientos, basta con mantener la red. 
Nuestros antepasados debían memorizar la iliada, pero hoy la memoria esta ligada a internet y a las enciclopedias..si, pero las instantáneas.
Ahora bien, a una baja calidad de trabajo correspondería naturalmente una baja calidad de ocio, pero por otra parte, hablar de calidad en la cultura carece de sentido puesto que hoy en día como se ha venido explicando, la cultura es lo que hay.
Con algunos de los hijos del 68 concluye la era de la cultura basada en el código escrito, el los formatos literarios, en el pensamiento profundo. Las ideas de la nueva cultura se han transformado (y todavía está en proceso) en sensibilidad, imaginación y creaciones para el entretaiment. Es decir, en el contexto del anterior capitalismo de producción la lectura era esencial, servía para creerse rico son gastar …era algo así como ser un viajero sin tomar el tren. Antes la lectura lo enseñaba y lo curaba todo y terminaba incluso conduciéndonos a la revolución.
Lo cierto es que leer un libro es siempre seguir una historia prefigurada mientras que por ejemplo, el videojuego imita fielmente el avatar de la vida. El videojuego requiere acción constante, el libro se presenta como un ocio pasivo, con el videojuego se es protagonista de la intriga, del enredo mientras que con el libro solo se contempla lo que vaya pasando.  Es verdad que los jóvenes son menos capaces de leer un libro pero más vertiginosos y perspicaces en la interpretación de superficies promiscuas, físicas y virtuales o, ambas cosas a la vez.

¿Cómo hacer que los jóvenes lean más?
En Francia una comisión parlamentaria presento en abril del 2005 un informe sobre la reforma de la educación secundaria que pretendía acercar a los jóvenes a nuestra época. Dicha reforma tenía como objetivo construir el conocimiento mediante un surtido de materias indispensables para formar lo que ellos llamaban “el hombre  honesto del siglo XXI”. Dichas materias comprenderían el dominio de la lengua propia y la capacidad para utilizarla como instrumento de socialización, una competencia más consistía en saber trabajar en equipo y cooperar con el otro y para terminar según la reforma, habría que forjar un espíritu crítico para analizar, valorar y escoger referencias que sitúen al alumno en la sociedad.
Esta nueva cultura implica que ningún maestro será capaz de empezar de atrás sin que los alumnos duerman continuamente. Si a los jóvenes consumidores de nacimiento no se les toma en cuenta como tales, ellos no tendrán en cuenta a sus maestros, más bien descubrirán que sus profesores no saben.
Con lo anterior se tiene que “los planes de estudio  pierden cada año, cada mes, cada segundo tiempo y oportunidad para actualizarse, los alumnos se aburren, fracasan y una cuarta parte de los universitarios entre los 20 y 24 años abandonan” Verdú V.

¿Qué hacer?
Los mismos videojuegos que los adultos asocian a lo peor, están empezando a ser parte de las estrategias de aprendizaje en Estados Unidos ….el punto es que si asi casi medio siglo el cine, la novela, el comic se integraron en el paquete intelectual ¿Por qué no habrá de hacerlo ahora la publicidad, el videojuego, el videoclip, el hip-hop, el diseño?
Son mas que necesarias las conexiones entre universidad y empresa, cultura científica y humanidades, es importante incorporar al conocimiento los mass media, la tecnología de las comunicaciones, el consumo, la ecología, la ética, el sentido de la vida y de la muerte.

Referencias.
 Verdú V. (2005). La época sin prestigio. La cultura sin culto y la formación sin formación. Yo y tú, objetos de lujo. Barcelona, Debate 13-56. 

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