lunes, 11 de noviembre de 2013

Olu Oguibe

Nació el 14 de Octubre de 1964. 
Profesor de Arte y estudios Afro-Americanos y director interno del instituto de Estudios Afroamericanos de la Universidad de Connecticut.
Es un alto miembro del Centro de Arte Lista de Vera y política en la New School en New York. Ademas de esto, también es historiador de arte y uno de los principales contribuyentes a la teoría post colonial y a los nuevos estudios de tecnología de la información. 

Recibió un doctorado en historia del arte de la School of Oriental and African Studies de la Universidad de Londres en 1992. Su arte ha sido expuesto en museos y galerías al rededor del mundo entre los que destacan: Whitechapel Gallery, Whitney Museum of American Art, , , Migros, el Museo irlandés de Arte Moderno, Bonnefantenmuseum, Barbican Centre de Londres entre muchos otros mas. El mas actual fue en la Bienal de Venecia en el 2007.




La conectividad y el destino de los no conectados.

La red funciona en varios niveles:
·         Como medio puede ser manejada para realizar una clase nueva de productos y situaciones culturales.
  •      Funciona también como un vehículo para la transmisión, distribución y evaluación de esas formas y contextos culturales
  •         Posibilita la comunicación y la colaboración entre artistas
  •          Sirve como un medio de información e intercambio de mercancías.
  •        Es un elemento cada vez más importante del comercio global en culturas.


Ahora bien, detrás de esto hemos llegado a perder de vista dos hechos fundamentales: el primero es que no hay red a menos que alguien esté conectado a ella es decir; la red depende de una condición: la conectividad o el estar conectado. El segundo es que para poder estar conectado  debemos de tener ciertas condiciones sociales e históricas.
Pero si damos un vistazo en el tiempo podremos reconocer que los requisitos de entrada a la red implican algo mas que simplemente conectar, ahora muchos reconocen que la conectividad implica una serie de requisitos es decir, habrá que darnos cuenta de que a pesar de la ola universal de la red solo una minúscula fracción de la humanidad puede hacerlo.
Si bien para poder conectarse se debe contar con una infraestructura de telecomunicaciones operacional y totalmente confiable pero lo cierto es que la conectividad también requiere que los individuos tengan las habilidades necesarias así como privilegios de ubicación social y económica para poder obtener acceso a la red.
Además dentro de los requisitos básicos se encuentran el poder leer y escribir porque  a diferencia de la televisión o la radio, el internet depende mucho de este tipo de habilidades además vinculado a esto se debe tener una disposición psicológica del individuo a tratar con tecnología nueva y compleja.
También debemos tener en cuenta de que a pesar del cambio tecnológico de nuestro siglo, es muy obvia la situación de algunas comunidades en determinadas ubicaciones geográficas de su impedimento de acceder a la red. E aquí se tiene un grupo vulnerable de los no conectados.
Este grupo no goza del privilegio para actuar en cuanto en la red se difunde alguna información que los involucre, no tiene la posibilidad de actuar a su favor, y dada al relativa facilidad con que los participantes en la red pueden generar y diseminar información a veces tal hecho resulta contraproducente
Un ejemplo claro de esto fue el caso de una artista sudafricana quien en 1996 monto una exposición que trataba sobre la cultura de los Joisa, uno de los pueblos indígenas del país. La exposición mostraba imágenes y documentos sobre el casi exterminio de los mismos implicando ofensas ante tal grupo.  Después de ver la exposición un foro representativo del grupo censuro la exposición describiéndola como una “activa contribución a promover la marginalización de las primeras naciones de África del Sur”  y también como “ un intento de tratar a las personas morenas como objeto” de igual manera, señalaban que la artista no consulto al grupo antes de montar dicha exposición.
Esta intervención  fue posible solo porque el grupo estaba enterado de dicha exposición, tuvo acceso a ella y la oportunidad de actuar.  Pero imaginemos que  los integrantes no hubieran tenido acceso a tal información en tal caso, no solo se les hubiera negado la posibilidad de actuar, sino que no hubieran tenido el espacio para hacer constar su desaprobación y desprecio ante tal exposición que muchos consideraban acertada.
 En efecto, la red suministra un nuevo corredor de transgresión en el que los que sufren la infracción no siempre pueden tener el privilegio de irrumpir.
Viéndolo desde un nivel filosófico, estamos ante el advenimiento de un ansia y disposición rápidamente crecientes a situar y consumir al otro en la forma de símbolos materiales y visuales, sin las responsabilidades morales o sociales que dependen de un encuentro físico con ese otro.
Mundos enteros geográficos son abiertos para que los privilegiados los exploren y posiblemente les roben los azoten, sin tener que enfrentar las consecuencias de sus aventuras. ¿Qué podemos hacer ante tal panorama?
Lo primero es lanzar un tipo diferente de activismo dentro de la red, un activismo que aspire a generar una cultura de la sensibilidad y responsabilidad dentro de la red y la segunda propuesta es emprender las estrategias culturales y tecnológicas que traigan a comunidad nueva, mas conectados a la red.


Referencias
Oguibe , Olu (2002): «La Conectividad . y El Destino de los no Conectados », en Revista Criterios, n" 33, Cuarta Época, Casa de las Américas, La Habana


No hay comentarios:

Publicar un comentario