El imperio del mal
Las solicitudes de consumo actuales responden tanto a la osadía de darse lujo como a disfrutar el poseer un bien que nos coloca simbólicamente en una situación o nos cambia de clase.El consumo es el germen de placer que ofrece satisfacciones por medio de bienes materiales que se traducen en nosotros como fuentes de emociones y entonces tenemos que hoy en día “lo inútil constituye lo mas indispensable” Verdú V.
Pero pensemos en
el por qué? De acuerdo con el autor, fué
el principio del placer el que abrió las puertas a la sociedad del
consumo. Entre tantas cosas estamos en
una era donde el poder político del ciudadano ha sido reemplazado gradualmente
por la efectividad del poder de compra.
Lo anterior se traduce
en que lo de hoy es vivir altamente endeudados , vivir por encima de las
posibilidades dicen los analistas pero también es cierto que tal fanatismo por
el consumo ha mantenido las perspectivas empresariales en lo alto y
esperanzador de la nueva era, y junto con ello, las posibilidades de empleo y
renta.
Hoy el mundo económico
depende menos del trabajo que del consumo,
así tenemos trabajadores en acción tanto en el trabajo como cuando está comprando;
su vida es una cinta sin termino marcada por el capitalismo, el cual solo se
percibe cuando aparece en grandes masas de miles de millones de dólares. EL sistema se vuelto tan natural que se
mezcla con cualquiera de los movimientos de la obviedad. A palabras de P.
Chritlieb: “el mundo no es liquido, sino que está liquidado”
Si bien la expresión
“sociedad de consumo” apareció por primera vez en los años 20 en E.U. y se hizo
popular en el mundo occidental en los 50´s y junto a esto habría que resaltar
que la cultura del consumo no puede siquiera imaginarse con la ayuda de los mas
media. Tenemos entonces la idea del
consumismo como un quehacer indecente del espíritu como una fuerza revolucionaria del Mal.
La
cultura del consumo nos ha condenado al infierno porque hoy mientras el trabajo
aparta y divide, jubila anticipadamente y despide masivamente; el consumo se
tomó la molestia de fingir la personalización, la libertad de elección y el
ejercicio de la identidad.
Asi, mientras en el
siglo XIX el trabajo era una parte importante en la vida el hombre, hoy es una
ocupación en cuarentena, casi no se le ve y cuando si se manifiesta como
sometimientos a revisión y el contraste con los propios desos. Entonces la
identidad que antes provenía directamente de lo que cada cual hacia se ha
convertido, se ha desgastado por los cambios en el mundo laboral, los
desarraigos profesionales y la moda
global de las actividades flexibles.
Hoy tenemos trabajadores
condenados a objetivos incompatibles con los propios, objetivos ordenados que
han creado el trabajo como penitencia que se traduce en fenómenos como la
depresión, desorientación y la fatiga.” Nunca antes entre la clase media
pareció tan insufrible la explotación”
Verdú V.
Y ante tal crisis
tenemos el capitalismo de ficción listo para hacernos creer otra realidad
diferente a la que vivimos. Tenemos entonces seres animados que reciben vida a
través de la acción “diseñado para los sentidos” dice Nokia en sus campañas
publicitarias y no es mentira, porque hoy en dia los objetos nacen con la
misión de seducirnos, ocuparnos y de ser posible acompañarnos. Otro ejemplo son los automóviles que hoy se
venden no solo como maquinas para llegar a nuestros destinos sino como cajas en
donde se nos ofrecen ciertas experiencias afectivas, y claro de paso hacer
nuestro vieja mas ligero y personalizado. ¿Quién no querría un coche para
decirle lo que queremos hacer?
Así se enciende una fascinante
tarea de reconstruir el mundo, una nueva forma de sentir el mundo. Y así, la
relación entre marcas y personas llega a ser tan estrecha que en E.U se ha
empezado a dar nombres de marcas a los recién nacidos y los automóviles
empiezan a hacerse notar respecto al numero de apellidos de manera que ya 22 niñas fueron nombradas
como Infiniti (la gama alta de Nissan) y 55
niños con el de Chevy. Respecto al mundo de la moda, 300 niñas se
llamaban Armani en el 2000, 7 chicos Denim y 6 mas Timberland….total, el odio
que se sentía hace unos años por ser considerado como un objeto ya no es tan
grande.
La últimas tendencias
en el marketing hablan de la marca como identidad. Ahora las marcas forman parte de nuestro
paisaje que se vuelve tan natural, tenemos entonces que cuando queremos un
pañuelo desechable solo sabemos el nombre de Kleenex .
En resumen, estamos en
una época en donde la oferta y la demanda no se pueden dividir sino que habitan
juntos. No hay consumidor y producto consumible, sino que el ser humano dialoga
con esta nueva forma de cultura consumidora.
Referencia:
Verdú V.(2005) el
imperio del mal, El nacimiento de los objetos, Las personas y las Marcas en Yo
y tú, objetos de lujo. Barcelona, Debate, 91-129
Esto es muy cierto, tanto que hoy en día el que no posee un objeto como un smartphone o una tablet siente que no encaja en un grupo.
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