lunes, 18 de noviembre de 2013

El imperio del mal


Las solicitudes de consumo actuales responden  tanto a la osadía de darse lujo como a disfrutar el poseer un bien que nos coloca simbólicamente en una situación o nos cambia de clase.El consumo es el germen de placer que ofrece satisfacciones por medio de bienes materiales que se traducen en nosotros como fuentes de emociones y entonces tenemos que hoy en día “lo inútil constituye lo mas indispensable” Verdú V.
Pero pensemos en el  por qué? De acuerdo con el autor, fué el principio del placer el que abrió las puertas a la sociedad del consumo.  Entre tantas cosas estamos en una era donde el poder político del ciudadano ha sido reemplazado gradualmente por la efectividad del poder de compra.
Lo anterior se traduce en que lo de hoy es vivir altamente endeudados , vivir por encima de las posibilidades dicen los analistas pero también es cierto que tal fanatismo por el consumo ha mantenido las perspectivas empresariales en lo alto y esperanzador de la nueva era, y junto con ello, las posibilidades de empleo y renta.
Hoy el mundo económico depende menos del trabajo que del consumo,  así tenemos trabajadores en acción tanto en el trabajo como cuando está comprando; su vida es una cinta sin termino marcada por el capitalismo, el cual solo se percibe cuando aparece en grandes masas de miles de millones de dólares.  EL sistema se vuelto tan natural que se mezcla con cualquiera de los movimientos de la obviedad. A palabras de P. Chritlieb: “el mundo no es liquido, sino que está liquidado”
Si bien la expresión “sociedad de consumo” apareció por primera vez en los años 20 en E.U. y se hizo popular en el mundo occidental en los 50´s y junto a esto habría que resaltar que la cultura del consumo no puede siquiera imaginarse con la ayuda de los mas media.  Tenemos entonces la idea del consumismo como un quehacer indecente del espíritu  como una fuerza revolucionaria del Mal.
La cultura del consumo nos ha condenado al infierno porque hoy mientras el trabajo aparta y divide, jubila anticipadamente y despide masivamente; el consumo se tomó la molestia de fingir la personalización, la libertad de elección y el ejercicio de la identidad.
Asi, mientras en el siglo XIX el trabajo era una parte importante en la vida el hombre, hoy es una ocupación en cuarentena, casi no se le ve y cuando si se manifiesta como sometimientos a revisión y el contraste con los propios desos. Entonces la identidad que antes provenía directamente de lo que cada cual hacia se ha convertido, se ha desgastado por los cambios en el mundo laboral, los desarraigos profesionales  y la moda global de las actividades flexibles.
Hoy tenemos trabajadores condenados a objetivos incompatibles con los propios, objetivos ordenados que han creado el trabajo como penitencia que se traduce en fenómenos como la depresión, desorientación y la fatiga.” Nunca antes entre la clase media pareció  tan insufrible la explotación” Verdú V.
Y ante tal crisis tenemos el capitalismo de ficción listo para hacernos creer otra realidad diferente a la que vivimos. Tenemos entonces seres animados que reciben vida a través de la acción “diseñado para los sentidos” dice Nokia en sus campañas publicitarias y no es mentira, porque hoy en dia los objetos nacen con la misión de seducirnos, ocuparnos y de ser posible acompañarnos.  Otro ejemplo son los automóviles que hoy se venden no solo como maquinas para llegar a nuestros destinos sino como cajas en donde se nos ofrecen ciertas experiencias afectivas, y claro de paso hacer nuestro vieja mas ligero y personalizado. ¿Quién no querría un coche para decirle lo que queremos hacer?



Así se enciende una fascinante tarea de reconstruir el mundo, una nueva forma de sentir el mundo. Y así, la relación entre marcas y personas llega a ser tan estrecha que en E.U se ha empezado a dar nombres de marcas a los recién nacidos y los automóviles empiezan a hacerse notar respecto al numero de apellidos  de manera que ya 22 niñas fueron nombradas como Infiniti (la gama alta de Nissan) y  55  niños con el de Chevy. Respecto al mundo de la moda, 300 niñas se llamaban Armani en el 2000, 7 chicos Denim y 6 mas Timberland….total, el odio que se sentía hace unos años por ser considerado como un objeto ya no es tan grande.
La últimas tendencias en el marketing hablan de la marca como identidad.  Ahora las marcas forman parte de nuestro paisaje que se vuelve tan natural, tenemos entonces que cuando queremos un pañuelo desechable solo sabemos el nombre de Kleenex .
En resumen, estamos en una época en donde la oferta y la demanda no se pueden dividir sino que habitan juntos. No hay consumidor y producto consumible, sino que el ser humano dialoga con esta nueva forma de cultura consumidora.


Referencia:

Verdú V.(2005) el imperio del mal, El nacimiento de los objetos, Las personas y las Marcas en Yo y tú, objetos de lujo. Barcelona, Debate, 91-129



1 comentario:

  1. Esto es muy cierto, tanto que hoy en día el que no posee un objeto como un smartphone o una tablet siente que no encaja en un grupo.

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