miércoles, 6 de noviembre de 2013

Pierre Bourdieu (Denguin, 1930 . París, 2002)


Fué uno de los sociólogos más relevantes del siglo XX. Su trabajo se centró en los ámbitos de la sociología de la cultura, la educación, los medios de comunicación y los estilos de vida. Ejerció como profesor en Francia y Argelia. Fue director de la École Practique de Hauts Études y del Centro de Sociología Europea, y Catedrático de Sociología en el College de France desde 1981. Dirigió la revista Actes de la Recherche en Sciences Sociales entre 1975 y 2002, y fue unos de los fundadores de la editorial Liber-Raisons d'agir. En 1989 obtuvo el nombramiento de Doctor Honoris Causa por la Universidad de Berlín y, en 1996, por la Universidad Johann Wolfgang Goethe de Frankfurt. Durante su estancia en Argelia entre 1958 y 1960 comenzó las investigaciones que fundamentarían sus posteriores obras de crítica social.

Sobre la televisión

“Ser es ser visto”...


La televisión pone en  muy  serio peligro a las diferentes esferas de la producción cultural: arte, literatura, ciencia, filosofía, derecho.
En general no se puede decir gran cosa en la televisión y si esto es cierto, entonces ¿Por qué no abstenernos de utilizarla como medio de expresión?  ¿Por qué la gente hace lo posible por salir en televisión? Al aceptar participar sin preocuparse por saber si se podrá decir alguna cosa, se pone claramente de manifiesto que no se está ahí para decir algo, sino por razones completamente distintas particularmente para dejarse ver y ser visto.
Para algunos filósofos ser es ser visto en televisión, es decir, ser visto por los periodistas, estar bien visto por los periodistas, eso es ser.  De este modo la pantalla  del televisor se ha convertido hoy en dia es una especie de un lugar de exhibición racista.
Ahora bien, no se trata de condenar ni combatir a los periodistas, se trata de asociarlos a una reflexión orienta a la búsqueda de los medios para superar las amenazas de instrumentalización.Si bien, es cierto que es importante hablar por televisión pero en determinadas condiciones, aparecer en ella puede constituir una especie de deber, a condición claro de que sea en condiciones razonables

La televisión es un instrumento que teóricamente ofrece la posibilidad de llegar a todo el mundo, pero el acceso a la televisión tiene como contrapartida una formidable censura, una pérdida de autonomía que está ligada a que el tema es impuesto, a que las condiciones de la comunicación son impuestas y sobre todo, a que la limitación del tiempo impone al discurso tantos inconvenientes que resulta poco probable que pueda decirse algo.
Esta censura tiene algo de intervenciones políticas pero también económicas, podría decirse que lo que pesa sobre la televisión es la coerción económica. Pero aun reconociéndolo, no podemos limitarnos  a decir que lo que sucede en la televisión está determinado por las personas a las que pertenece, por los anunciantes que pagan la publicidad o por el estado que otorga las subvenciones y cuanto mejor se entiende cómo funciona más se comprende también que las personas que intervienen en esto son tan manipuladoras como manipuladas. Incluso, a menudo, manipulan más cuando mas manipuladas están y más conscientes son de estarlo. 


Algunos mecanismos que hacen que la televisión ejerza una forma particular de violencia simbólica.(violencia que se ejerce con la complicidad tacita de quienes la padecen y también de quienes la practican en la medida en que unos y otros no son conscientes de padecerla o de practicarla) son   la sangre y el sexo, el drama y el crimen que  casi siempre se han vendido bien. Una parte de la acción simbólica de la televisión consiste en llamar la atención sobre unos hechos que pos su naturaleza pueden interesar a todo el mundo. Es lo que el autor llama “la crónica de sucesos” que es una especie de sucedáneo elemental, rudimentario, de la información porque interesa a todo el mundo. Ahora bien, en la televisión el tiempo es un producto que es escaso y si se emplean unos minutos tan valiosos para decir unas cosas tan fútiles, tiene que ser porque esas cosas tan fútiles son en realidad muy importantes, en la medida en que se ocultan cosas valiosas.
Como sabemos, hay un sector muy importante de la población que no lee el periódico, que está atado de pies y manos a la televisión como fuete única de información. La televisión posee una especie de monopolio pero al privilegiar los sucesos tan escasos de razón, se dejan de lado las noticias pertinentes que debería conocer el ciudadano para ejercer sus derechos democráticos.
Otro talento de la T.V es que puede ocultar mostrando y lo hace cuando muestra algo distinto de lo que tendría que mostrar. La televisión aparte de esto incita al a dramatización, escenifica en imágenes, y exagera su importancia, su gravedad.
Los peligros  inherentes a la utilización cotidiana de la televisión resultan de que la imagen posee la particularidad de producir lo que los críticos literarios llaman el efecto de realidad, puede mostrar y hacer creer lo que muestra. Este poder es capaz de provocar fenómenos de movilización social, lo incidentes cotidianos pueden estar preñados de implicaciones políticas es por ello que hoy en día vemos cada vez más que el mundo social esta descrito y prescrito por la televisión, la cual se convierte en el árbitro del acceso a la existencia social y política.
“Somos mucho menos originales de lo que creemos”  Bourdieu
Y asi, para saber lo que uno va a decir hay que saber lo que han dicho los demás. Existe un vínculo ente el pensamiento y el tiempo y uno de los mayores problemas que plantea la televisión es el de las relaciones entre el pensamiento y la velocidad, la televisión condena a contar con fast thinkers, pensadores que piensan más rápido que su sombra.
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 De esto se concluye que la televisión es un instrumento de comunicación muy poco autónomo y demasiado controlado. En la actualidad la televisión ha llevado a su extremo, a una contradicción que se refleja entre las contradicciones económicas y sociales en las que hay que estar situado para poder producir un determinado tipo de obras.

“somos títeres de la divinidad” Platón
La televisión es un universo en el que se tiene la impresión de que los agentes sociales por más que aparenten importancia, autonomía, son títeres de unas exigencias que hay que descubrir, de una estructura que hay que liberar y sacar a la luz.

Referencia.
Bourdieu P. (1996) Sobre la televisión. Barcelona: Anagrama, 9-65.




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