lunes, 18 de noviembre de 2013

Gilles Lipovetsky 
Nació en París en 1944, filósofo y sociólogo francés. Es profesor agregado de filosofía y miembro del Consejo de Análisis de la Sociedad y consultor de la asociación Progrès du Management y profesor de la Universidad de Grenoble.  
Lipovetsky están muy influido por Baudrillard y Vattino, aunque aporta ciertos matices propios que le diferencian de sus dos grandes referencias: respecto del primero, en el interés que pone por rastrear la historia de los fenómenos que analiza, y del segundo, por la ausencia manifiesta de cualquier adscripción a la tradición interpretativa de la filosofía hermenéutica y, en general, a la tradición filosófica en general.

Lipovetsky – La Felicidad paradójica

Se nos ha nombrado, sociedad de consumo, algo que actualmente nos representa como figura emblemática, a finales de los 90’s se observaban cambios significativos en algunas regiones, había una reducción en las compras, se decía que era el fin de la sociedad consumista, la era de la tecnología estaba entrando de manera impresionante, que se esperaba que la sociedad diera un cambio significativo, sin embargo sólo cambió la manera de efectuar las compras, incrementó la comercialización.
Tres, son las etapas que marcan el consumo capitalista; la primera se encuentra marcada por el aumento de trasportes y vías de comunicación, después de la segunda guerra  mundial, que acercaron a los comercios, la creación de nuevas máquinas que permitieron el aumento de productividad, la aceleración del producto, permitió bajar el costo de venta hasta el 50% de su competidor, claro el consumismo no nació únicamente por una revolución industrial, también se tuvo que educar a los consumidores, a los empresarios, la mercadotecnia es clave aquí. La relación entre producto y consumidor, cambia en el momento en que la marca juega un papel de publicidad, el envase, la envoltura, el cliente adquiere una firma en lugar de una cosa.

Segunda, la sociedad de consumo de masas, donde todos los productos eran producidos en grandes cantidades y estaban al alcance de todo el público y eran duraderos, lo cual provocaba un mayor movimiento de conseguir una vida más cómoda y fácil, que era sinónimo de felicidad.



Tercera, el consumismo emocional. Cuanto más se consume, más se desea, eso nos hace felices por cumplir nuestra esfera de satisfacciones anheladas, los objetos se convierten en signos tangibles del éxito, de integración social, de superioridad.
Una vez que la sociedad ya ha consumido en abundancia y se ha borrado esas líneas que dividían las clases sociales, buscan objetos para vivir, ya no para exhibir, aquí comienza la época de hiperconsumo, ahora se busca la felicidad privada, salud ilimitada, espacios y tiempos personalizados la mercancía se debe de vender como valor de experiencia y no como signo de diferencia, y esto dura hasta fines de la edad media, cuando entra la época de la moda, en nuestra situación actual es diferente, el consumo no tiene límite social, está propagado en todos los estratos y edades, deseamos las novedades, por ser una novedad, más que por lo beneficios funcionales que pueda tener, cambiar, por el apetito de la experiencia, ahora ya no es hacer visible la diferencia social.

Hoy, la publicidad es una serie de campañas que difunden valores, y ponen un acento en lo emocional, ya no es una comunicación construida alrededor del producto y para que sirve, sino la experiencia que conlleva el adquirirlo, y aunque no se promueve la distinción social, queda claro que esta aún no ha desaparecido, siempre hay quien quiere sentir distancia respecto a lo ordinario, como dice <<L’Oréal, porque yo lo valgo.>> ésta creciente idea de que todos tenemos derecho a lo mejor, ha ayudado a que el mundo de las marcas, diversifique su mercado, cuando antes veíamos que coca cola sólo la podían tomar los de la clase alta, que la marca de la manzanita únicamente se veía en manos de adinerados por sus excesivos costos, nosotros les dimos un estatus a las marcas, lo que ellas hicieron fue, crear productos de menores costos y quizá menor capacidad pero que fueran accesibles a la otra parte de la sociedad, pero ya llevaban su marca!

También es cierto esto que nos plantea el autor, el poder adquisitivo a temprana edad, ha acelerado el proceso de las operaciones de vida, la capacidad de relacionarse, corregir imperfecciones, independización, es un goce de ejercicio de poder pero ya no sólo a lo externo, sino de gobernarse a uno mismo, ese poder sobre la dirección de la propia vida y que alimenta nuestro narcisismo.
En la sociedad de hiperconsumo, los gastos de salud aumentan, donde los especialistas en salud y las empresas farmacéuticas, ya no ven por curar sino se ha creado una cultura de prevención, nos encontramos en un estado de guerra en contra del envejecimiento y todo ciclo natural del humano, o de la obesidad, la contaminación, una obsesión hacia la salud. Hoy se escuchan más temas en salud de los que antes no tenían ni idea de si lo podían padecer, depresión, ansiedad, sueño, anorexia, bulimia, sexualidad, belleza, el mercado de la medicalización avanza en pasos enormes en estos temas.

Actualmente los grandes monopolios se han apoderado de nuestros tiempos, ya no sólo de nuestra economía, crearon nuevas maneras de comunicarse con nosotros, emocionalmente las marcas ya son parte de lo que somos, y de lo que queremos vivir y sentir, los adultos ya no sólo quieren ser adultos, buscan revivir etapas de la infancia, la adolescencia, la industria comenzó por cumplir estos deseos a través de los parques de diversiones dónde hay más juegos donde entran los padres que los niños, y después el sector de la salud toma esto como síndromes, dándoles nombres como el síndrome de Peter Pan, ¿cómo podemos interpretar un fenómeno así? Si el consumo moderno era el que nos estaba convirtiendo en esto.



Referencia:
Gilles, L. (2007). La felicidad paradójica. Anagrama. Pp: 19-69



5 comentarios:

  1. Hoy en día los seres humanos somos inevitablemente victimas del consumismo...
    prueba de ello la gran cantidad de coincidencias que lograron "un buen fin" de ventas al por mayor... puente festivo, adelanto de aguinaldos y fin del año fiscal?
    "Si no tengo esto no soy nadie"... la nueva frase que empaña cada campaña publicitaria; mercadotecnia de contenido, crear un vinculo emocional con el comprador... yo te entiendo... yo puedo ayudarte a ser como quieres ser...
    Entonces la pregunta es, ¿Nuestras emociones están predestinadas?... Nos dicen como pensar y que creer... ¿Desde cuando nuestro corazón tiene un precio?

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  2. Me agrada como plantea el autor esta falsa felicidad que nos muestran las empresas dado que uno de los momentos más importnates del consumismo es cuando las marcas comienzan a "insertar ideas emocionales" para que las personas compren más por la creencias de tener una emoción positiva más alla de tener una necesidad.

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  3. Juan Ricardo (Arbol Buendía)18 de noviembre de 2013, 18:58

    Interesante artículo... :)
    Esto me recuerda un tanto lo que señalo, "el humano no es un animal racional, sino un animal emocional que racionaliza esas emociones".

    En la UAM de Xochimilco estuve haciendo un marco teórico sobre diseño y algo como "neuromarketing" con un filósofo coordinador de la carrera de diseño, con lo que aprendí mucho de los objetivos de esa carrera; muchas de las campañas que crean los diseñadores, mercadólogos y psicólogos están basadas en las percepciones emocionales que tienen las personas, esas percepciones están sujetas al contexto cultural en el que se desenvuelven, así la mayoría de personas intuyen la "búsqueda de la felicidad" como eje de sus vidas, estas personas son, tristemente, las más fáciles de seducir por este tipo de propaganda; aunado esto a al falta de reflexión, se aprehenden a sí mismos por los medios externos (la alineación a los entes o ala estructura social, a la televisión, a la cultura, etc.) y no por medios internos (que yo nombro "objetivos de bienestar" o compromisos de si y para si).

    Por otro lado pienso que es un tanto tendencioso el decir que las empresas privadas son las únicas culpables del problema; como mencionan, es cierto que ellas "crean necesidades" para atapar al consumidor, pero desde esta perspectiva el consumidor se convierte en un ser menos que pasivo, la teoría de Smith se basa en la oferta y la demanda, entonces también hay que preguntarse ¿qué papel tiene el público consumidor y los medios de producción en la enajenación a la compra y venta de productos? ¿qué papel cumple el estado en una "economía mixta" (noten que nuestra economía no es 100% capitalista o "Laissez faire")?

    En la dialéctica del amo y el esclavo Heguel interpreta los papeles del burgués y del obrero, el primero como el amo y el segundo como el esclavo, sin embargo, Heguel también advierte que la cultura es el proceso por el cual el hombre transforma la materia, y que el que se encarga de ello no es el burgués, sino el obrero y que por ende quien tiene una verdadera humanidad es este (el obrero). De esta forma, el público consumidor y los medios de producción por medio de sus demandas van a ser los que moldeen la economía mundial, y no la empresa privada.
    Sin embargo el otro elemento que mencioné, el estado, merma esto, debido a que en la mayoría de países la educación subsidiada por los estados no fomentan el pensamiento reflexivo, sino la enajenación a la compra y venta.

    Pienso (y tal vez soy ingenuo) que cambiando el problema se centra mas bien en la educación del público consumidor.

    "No vuelvo a la filosofía con la absurda idea de que todos nos volvamos filósofos, pero si el hombre piensa, pues que piense."

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  4. M e parecio muy interesante, el consumo ante cosas que tal vez realmente no necesitamos nos hace caer en la subjetividad de lo nuestras necesidades primarias, ocasionando un contrato que actualmente afecta en esta obsecion de venta y compra.

    Me gustaria enfatizar en que nosotros somos los que decidimos creer hasta donde podemos comprar y hasta donde no, en nosotros esta el elegir lo mejor para nosotros.

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  5. Muy completo he interesante, a favoritos definitivamente.

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